miércoles, 5 de octubre de 2011

Copiapó y la Pregunta Urbana: Desarrollo, Inversiones e Impacto Ambiental

Copiapó: la Pregunta Urbana (Parte I): Ciudad, Desarrollo y Sustentabilidad
Por: Francisco Astudillo Pizarro
Resúmen: No necesitamos más inversión en Copiapó en los términos actuales, esa inversión no genera valor y tiene importantes impactos ambientales y urbanos. Lo que necesitamos es transitar a un nuevo modelo de desarrollo tanto productivo como urbano.
A propósito de varias situaciones he vuelto a proponerme reflexionar en torno a lo urbano, muy importantemente a propósito de la “I Jornada de Reflexión Urbana” que como parte de la consultora CIEPPS organizamos en conjunto a la Corporación para la Competitividad e Innovación para la Región de Atacama (CCIRA) y que podremos finalmente luego de algunos intentos previos realizar el día miércoles 12 de octubre a las 09:30 hrs en el salón Jotabeche de Copiapó. Naturalmente dejo la invitación hecha a través de ésta tribuna, los esperamos a todos ese día. Bueno enrielando nuevamente a propósito de ésta actividad que busca generar una instancia de discusión sobre algunas de las muy diversas problemáticas de lo urbano para los contextos locales de nuestra región.
También a propósito del impacto mediático que ha tenido la reciente emisión del reportaje “La Guerra del Agua” Realizado por Patricia Venegas periodista de Informe especial, reportaje que ha potenciado una discusión muy necesaria sobre la crítica situación hídrica en nuestro valle, discusión que porcierto habíamos estado levantando desde hace algún tiempo en paralelo a una serie de agrupaciones y copiapinas y copiapinos obviamente sin la difusión mediática que el reportaje logro. Volviendo a lo temático creo que éste último fenómeno (la crisis hídrica) está muy estrechamente ligado a uno de los problemas urbanos que tenemos ad portas que es las nuevas inversiones que se vienen en la zona y que traerán consigo impactos tanto urbanos como ambientales.
En ese aspecto la pregunta urbana puede abordar fuertemente aspectos como el anteriormente comentado en relación a las inversiones que se vienen y su impacto futuro, lo mismo puede hacernos cuestionarnos sobre el presente y sobre nuestra historia, introduciendo la mirada histórica en la pregunta urbana. Creo de una relevancia imprescindible el trabajo en torno a una mirada hacia el “nosotros”, una pregunta sobre quienes somos y quienes hemos sido en el interés de un Ethos local, lo pienso imprescindible para una comprensión de la ciudad como construcción histórica y cultural atravesada por dimensiones económicas, políticas y culturales a través de nuestra historia y que expresan muchas claves incomprendidas para la comprensión nuestro presente y de nuestro futuro.
La pregunta urbana presupone que la ciudad y muchas de sus dimensiones intersectantes y contradictorias son ya consideradas un problema sobre el que reflexionar, creo que eso aún no se ha logrado por lo que varias de las actividades en las que personalmente me he involucrado durante éste año tienen en parte la pretensión de contribuir a la pregunta urbana. La tesis es simple y sugiere que la emergencia de la pregunta urbana ayudaría a convertir en problemas de reflexión muchos fenómenos por ahora invisibles a la reflexión y que aún en los casos excepcionales en los que si se han constituido (o pre constituido) a veces son aislados y no son tratados en una integración de alcance global, en ese sentido la ciudad y lo urbano podría funcionar como un integrador de éstas segmentaciones aisladas sin mayor conexión, ayudan a dar un sentido de relato. La pregunta urbana puede servir en esa dirección. Más allá de que la tesis sea coherente o no lo cierto es que lo urbano no es tema, no es problema de interés más que para unos cuantos técnicos y algunos ciudadanos más activos, espero que la I jornada de Reflexión Urbana contribuya en esa dirección.
Bueno entrando en materias de reflexión me interesa contribuir en algo a lo que llamo la pregunta urbana desde un doble comportamiento, a saber desde una posición y una mirada que puede ser categorizada como voluntarista y simultáneamente desde una posición más analítica y racional. Con el voluntarismo me expongo y con la argumentación defiendo a la primera o inversamente justificare analíticamente lo que puede ser calificado como un argumento voluntarista… que es sencillamente afirmar de que no necesitamos más inversión en los términos que han gobernado nuestro hasta ahora agotado modelo de desarrollo.
Primero comienzo por problematizar la situación y la quiero relacionar directamente con la problemática hídrica a propósito del reportaje y de otras actividades realizadas por distintos actores de la comunidad local durante éste año, creo que ésta argumentación de la definición del diagnóstico servirá como una posición analítica y racional, por tanto dejo para el final mi juicio voluntarista que sucederá a los argumentos que pueden defenderlo.
Simplificadamente mi diagnóstico es aproximadamente como sigue. Estamos en una región en la que dos áreas industriales dan identidad económica a la región como lo son la minería y la agroindustria del monocultivo de la uva, nuestro modelo de desarrollo es básicamente la extracción de materias sin valor agregado y con un evidente impacto urbano y ambiental, en lo urbano debido a que significan el arribo de significativas poblaciones flotantes y permanentemente transitorias que significan un crecimiento demográfico y un encadenamiento inmobiliario, el aumento en el parque automotriz y una tendencia a la metropolitanización de Copiapó; mientras que en términos ambientales ambas industrias consumen promediando datos de diversos estudios por sobre un 70% de los recursos hídricos de la cuenca por lo que la inversión necesariamente nos deja sin agua. Además y muy relacionado, mayor inversión aumenta la demanda de energía, energía que no puede en el estatus quo actual ser cubierta por lo que lleva a las autoridades políticas y a los grupos de poder a imponer nuevos proyectos de inversión energéticos como las muy discutidas termoeléctricas (punta de Choros y Castilla pueden servir de ejemplos en ese sentido) con el consiguiente impacto ambiental sobre áreas de nuestra región dando cuenta de un circuito de desarrollo y productivo en los que no hay espacios para la sustentabilidad ambiental y un desarrollo local sustentable y en el que los costos de la inversión es en importantemente asumido por el medio ambiente
En términos de desarrollo, éste es medido unidimensionalmente en términos económicos y materiales dejando de lado otras dimensiones si nos concentramos en la formación y el empleo ambas industrias no crean empleos que generen valor agregado ni tampoco una cadena de innovación más bien incentivan lo contrario, de ésta forma vemos como el comercio y otros servicios sin valor agregado son las áreas que mas han crecido en la región y en Copiapó en particular. Esto se entiende ya que las “dos Industrias” incentivan determinadas formas de intercambio y de servicios (en encadenamientos productivos) además del empleo directo de éstas industrias dentro del cual tenemos un alto componente estacional en la industria del monocultivo de la uva, empleo al que además de la estacionalidad hay que sumarse la precariedad lo que tienen un impacto legible en la forma de hacer ciudad en nuestro Copiapó.
Hay un correlato en los procesos urbanos y los económicos, si lo llevamos a relacionarlo observamos que no se hace una ciudad para ser vivida sino para ser una estación transitoria de trabajo para las poblaciones flotantes que son atraídas por las oportunidades ofrecidas por el sector productivo, y por otro lado a las inversiones de grandes capitales que aterrizan en la zona no sin una serie de impactos directos e indirectos que ya comentamos en párrafos anteriores y que se inscriben en un modelo de desarrollo económico sin sustentabilidad.
Por todo lo anterior y de forma voluntarista aporto a la pregunta urbana la respuesta: ¡¡¡¡No necesitamos más inversión en la región!!!! Lo que necesitamos y ya es sustentabilidad, y la necesitamos ahora ya!... por lo demás las inversiones que ya están operando tienen proyecciones de vida útil en promedio de 25 años por lo que considerando y ponderando todos los elementos discutidos podemos concluir que no necesitamos más inversión sino la construcción de un nuevo modelo de desarrollo en el que podamos inscribir el proceso de una nueva ciudad, una nueva forma de hacer ciudad, una ciudad para ser vivida y una ciudad para hoy y para mañana.

viernes, 1 de julio de 2011

Copiapó: Pensar La Ciudad, Ciudadanía y Políticas Públicas

Pese a la suspensión por motivos de fuerza mayor de la "I Jornada de Reflexión Urbana de Copiapó" hemos querido compartir las reflexiones de introducción al espíritu de dicha actividad.
Desde ya dejamos anunciado que tanto CCIRA como CIEPPS trabajan para la reprogramación futura de la actividad para el segundo semestre de 2011.
Por Francisco Astudillo Pizarro
En las últimas décadas Copiapó ha vivido constantes transformaciones derivadas de las dinámicas económicas de las áreas productivas a nivel local y regional, es así como el crecimiento exponencial de la gran y mediana minería por una parte y la agroindustria del monocultivo por otra ha impactado en la ciudad significando una tendencia de crecimiento económico y muy especialmente de crecimiento demográfico.
De esta forma los fenómenos urbanos han ganado importancia teniendo en consideración que la población regional encuentra una alta concentración en el territorio urbano de Copiapó.
Por otra parte, la ciudad ha recibido (al igual que el resto de nuestro país) una avalancha también creciente de intercomunicación a nivel global como efecto del avance de las tecnologías de la información, fenómeno que se inicio con la televisión y que se corona cada día con los nuevos avances tecnológicos… Copiapó está ahora conectado al mundo y por lo mismo se encuentra en constante interacción/comunicación en las más caóticas direcciones en la red de la comunicación global. Ambos fenómenos, a saber, el crecimiento económico y demográfico; y la hiper-comunicación de masas vía tecnología, han significado el más radicalizado proceso de cambio socio urbano desde el descubrimiento de Chañarcillo en 1833 y que se manifiestan tanto en el territorio como en el ejercicio de la vida cotidiana.
El primer fenómeno ha cambiado material y ambientalmente a la capital regional, el segundo ha derivado en implicancias en el carácter urbano, metropolitizando muchas de nuestras prácticas cotidianas y generando una cultura cada vez más urbanizada en nuestras dimensiones subjetivas en el ámbito colectivo. El afiche del evento, en el que se ve una mano construyendo una muralla de ladrillos que representa la ciudad en construcción sobre una imagen tradicional de la plaza/catedral de Copiapó refleja muy bien a mi juicio un síntoma muy claro en muchas ciudades chilenas y en particular de Copiapó como es la “sobreescritura urbana”, esto es el construir sin hacer lecturas de lo previo, borrando lo ya escrito con nuevas escrituras, en éste caso urbanas lo que da pistas a su vez de otras situaciones de nuestra relación con el espacio y el tiempo. Es por eso relevante crear una instancia…. darnos un momento en la vorágine para reflexionar el cambio urbano contemporáneo desde una perspectiva histórica e incorporando en el centro al sujeto histórico local, tanto histórico como actual y plantear luego la pregunta ¿hemos pensado la ciudad que vivimos, la ciudad que queremos hacer y vivir?
Son muchos los temas que “cruzan” lo urbano, ya mencionamos lo económico y lo demográfico, la globalización y sus manifestaciones culturales y económicas.. también lo ambiental y cultural además de las relaciones históricas de centro periferia de nuestra ciudad y el centro administrativo del estado.. mucho es el campo que podemos discutir desde lo urbano.
También la segregación social y cultural de la geografía urbana de nuestra ciudad es una dimensión que cruza factores, de ésta forma la educación y la seguridad ciudadana deben pensarse y discutirse en un marco de segregación más amplio, el que también es un fenómeno urbano…. también es una problemática de ciudad…
Es en éste punto cuando las políticas públicas, que escriben la ciudad como un texto toman relevancia, la relevancia de direccionar los procesos dinámicos crecientes que los desafíos económicos regional es y locales instalan frente a lo urbano. Junto con las políticas públicas se vuelven relevantes también la planificación y la evaluación como herramientas para el desarrollo urbano y territorial.
A nivel local las ciencias sociales han tenido históricamente una deuda con los procesos urbanos y sociales en general en la zona, así también la tienen los cuadros administrativos del estado en las últimas décadas para con las ciencias sociales….. ha habido entre ambas esferas una disociación o tal vez una “no asociación” con la consecuencia doble de generar una ciencia social sin posibilidad de aterrizarse simultáneamente que políticas públicas sin inspiración intelectual…
No obstante también histórica y contemporáneamente existe otra disociación extra y por cierto muy relevante como lo son la desconexión entre las esferas antes mencionadas y otras dos esferas más como lo son la ciudadanía y el territorio local.
Como producto de esta tetra disociación cada esfera opera en su propia lógica en una relación incluso contradictoria en la que se reducen las posibilidades de un trabajo de manejo urbano ad-hoc a los desafíos concretos de nuestro devenir además de una mutua desconfianza y/o desconocimiento entre el mundo ciudadano, político y académico.
La primera jornada de reflexión urbana “Copiapó: Pensar la Ciudad, Ciudadanía y Políticas Públicas” se constituye en una instancia de encuentro de miradas y de reflexión en torno a lo urbano en el contexto de los desafíos económicos, sociales, culturales y por cierto también ambientales del día de hoy y el mañana para nuestra ciudad.
Esperamos realizar con esto una pequeña contribución a la reflexividad ciudadana en nuestra ciudad y al encuentro de las esferas y estamentos en el juego urbano del día a día en Copiapó.

domingo, 29 de mayo de 2011

Desarrollo? Y Sociedad de Consumo. El Caso Chileno

La tesis central de Max Weber en “la Ética protestante y el espíritu del capitalismo” vivió un resurgimiento durante la última mitad de los años cincuenta, que generó por una parte la justificación sociológica para quienes veían en la cultura católica española la causa del retraso de nuestro país, construyendo un discurso anglófilo que se oponía a las posturas hispanistas y sud americanistas, y por otra parte fue un antecedente teórico de una nueva corriente teórica, la teoría del desarrollo y la modernización, es esa la que concentra nuestro interés crítico por constituirse como una nueva ideología como plantea Doris Cooper, que reformulada en un nuevo discurso desarrollista guía las directrices políticas de nuestro país y obnubila la realidad velada tras el discurso técnico de desarrollo, el subdesarrollo y la in sustentabilidad de las estrategias productivas en nuestro horizonte político.

Nuestro país a sido reculturalizado en el miedo y el individualismo de la dictadura y la transición, el nuevo sujeto chileno tataranieto de la neurosis de la identidad bastarda a incorporado al mercado y sus posibilidades en su personalidad. El proceso de modernización de los últimos treinta años a modificado los patrones culturales de nuestra gente, acortando enormemente la distancia entre los patrones de conducta globalizados hegemónicos, es decir en estos momentos las características psicosociales planteadas décadas atrás como variables independientes en los esquemas de desarrollo de de autores como McClelland, Inkeles y Lerner en nuestro país han tendido a la homogenización cultural, a las culturas de hegemonía sin que ello se allá traducido en desarrollo duro como era la tesis de dichos autores, sino que en una profundización de la dependencia económica y ahora cultural de la mano del consumo.

¿cómo nuestros patrones culturales son funcionales a este esquema de subordinación?, como un efecto derivado del individualismo neoliberal, la desarticulación del tejido social y la raíz de ahistoricidad de nuestra cultura chilena, moldeada siempre por una lumpen elite, entregada a los dominadores de turno.

Cuando los primeros teóricos de la dependencia crítica estudiaron el consumo, lo hicieron desde la economía dura de manera de que cabía esperar una bifurcación de los efectos del consumo en una serie de dimensiones de análisis.

En lo netamente económico la inversión en consumo en economías subdesarrolladas generaría asimetrías económicas derivadas del fortalecimiento de áreas económicas poco relevantes e insuficiente desarrollo de áreas clave en la economía de las naciones subdesarrolladas, asimetría que afectaría sólo la sustentabilidad económica al profundizar la dependencia respecto las economías hegemónicas externas. Las políticas de sustitución de importaciones sólo funcionó en el contexto de una pauperización de las relaciones de subordinación al primer mundo como producto de la segunda guerra mundial, por lo que las agencias estatales de desarrollo en la región tomaron la iniciativa en temas como la progresiva y pequeña industrialización de ciertas áreas de la economía y la participación de las elites estuvo circunscrita a el aprovechamiento coyuntural de las oportunidades abiertas por la segunda guerra.

En ese sentido, la nueva coyuntura de auge e incentivo del consumo en la región requería de condiciones culturales favorables al consumo, de esta manera los valores pequeño burgueses capitalistas se amoldarían a este requerimiento de el capitalismo, la ideología del consumo penetraría nuestra dermis cultural ayudada décadas más tarde por la liberalización da nuestra economía a partir de la dictadura.

La secularización rompe con valores tradicionales, y el discurso desarrollista y anglófilo es de alguna forma la nueva fe importada desde el primer mundo que sólo encontraría aliados en los sectores liberales y especuladores de nuestra elite, hasta que nuestras universidades se prestaran a educar bajo estos supuestos a las futuras generaciones de burócratas y tecnócratas, del estado y del mercado, sintonizando a nuestra elite a los requerimientos históricos de subordinación, cual pacto entregado sin más a la contraparte.

Una nueva ideología de masas para marcar el disco duro de nuestra cultura de cara a la globalización y un seguro de subordinación a la vez, el consumo como cultura… como mecanismo de expresión del ego, en el vació de responsabilidad histórica.

La colonización más profunda, la del espíritu mediante los mass media nos a distanciado aún más culturalmente de nuestra región, estos nuevos modelos adquiridos mediante los mass media, herramienta ideológica de educación pasan por espejos normativos de nuestra cultura, en la que el reflejo de nuestra imagen no existe sino que la imagen del espejo nos presenta un modelo al que aspiramos, un reflejo paradojal puesto es el reflejo antes que la imagen y que por cierto es el opuesto de lo local, lo regional, que esconde cualquier rasgo que nos recuerde los que somos, sudamericanos sin identidad.

Nuestra economía, de la mano de un sistema educacional que opera en la ahistória y los medios de idiotización de masas ofrecen un nuevo producto a los oferentes del producto y del servicio (por cierto extranjeros), ofrece multitudes armadas de plástico bien dispuestas ante la usura del interés, compradores voraces, de lo que sea que se venda.

Mientras nuestras elites tecno-burocráticas han sido dóciles consumidoras de la nueva fe de la gestión pública internacional y nuestra economía traspasa la subordinación a través del consumo de tecnología, no hay discusión ni conciencia de una dulce subordinación bajo los efectos del soma del consumo para las complacidas masas.

El mercado a educado a las masas docilizándolas de la mano de una educación orientada al individuo y descontextualizada de su lugar y su tiempo, perdida en las coordenadas de la historia, la ahistoricidad de los esfuerzos educativos la vemos en el marco teórico de una reforma (educativa) creada para aplicarse en Europa, en las condiciones que el primer mundo ofrecía y que aún así (en sus condiciones nativas) fracasó….. y criollas y brillantes mentes tecnocráticas esperaban que la reforma extemporánea, funcionara acá, eso es, o no querer reconocerse o implantar una política apologética al actual estado de la globalización en la región y a las condiciones de “caballo de Troya” que nuestro país significa para el capital transnacional. En definitiva, una reforma modernizadora de las mentes de los estudiantes que no educa que no cuidadaniza al estudiante sino que más bien lo prepara para el consumo, un sujeto menos ciudadano y más consumidor.

En la actualidad las mediciones arrojarían incrementos del n-logro y el modernismo mental sin que estos hechos impliquen desarrollo ni potencial desarrollo debido a que son efectos del incremento de la exposición simple a los mass media y a la nueva hegemonía de internet y no representan giros en las estrategias de desarrollo social de nuestras entregadas elites, tanto políticas como cientistas sociales y por otro lado parecen sólo profundizar la enajenación a la historia del chileno.

El consumo como práctica conspicua es un fin socialmente legitimado por la educación y la comunicación en el contexto de nuestra cultura dependiente y para eso el mercado a dispuesto de dinero dulce en forma de tarjetas para que el sujeto masa y consumidor reafirme su ego mediante el consumo, el rito que reafirma la nueva doctrina el liberalismo de laboratorio, el consumo como ostentación de status y como aplacador de la ansiedad, soluciones para un sujeto con vació de tiempo, con vació de lugar, con una neurosis histórica, una neurosis de identidad

miércoles, 23 de febrero de 2011

Método en Ciencias Sociales. Del (neo)Dogma a la Construcción

El método como herramienta, como sistematización de estrategias y momentos dentro de la empresa científica es uno de los elementos esenciales dentro del mundo de la ciencia. Como dispositivo fue uno de los más relevantes en el fortalecimiento de la ciencia en el contexto del desarrollo del mundo ilustrado, en ese sentido el método científico dota al moderno ilustrado del a herramienta para buscar y encontrar las explicaciones del mundo que antes estaban entregados a la fe y el dogmatismo, de esta manera el pensamiento moderno ganaba (gracias al método) terreno al entonces pensamiento hegemónico, el pensamiento teísta en sus múltiples manifestaciones, en definitiva el método ayudó a derribar al pensamiento conservador y los dogmatismos de fe en la sociedad. Nietzsche tal vez podría considerar al método como una del las armas con las que el ser humano asesinó a dios y con ello influyó en un creciente proceso de secularización en el mundo occidental.
La constitución de la ciencia natural va de la mano de la consolidación del método científico como herramienta fundamental, es esta una herramienta que termina dotando de identidad a la ciencia como un nuevo y revolucionario campo en la emergencia del pensamiento moderno, en el entonces incipiente paradigma positivista que se enfrenta a las miradas tradicionales de lo metafísico que sustentaban tanto a las antiguas monarquías como a la iglesia.
En ese escenario podemos ubicar el problema del la identidad de la ciencia social y el método debido a que la naciente ciencia social buscaba la herramienta que pudiese sustentar y justificar su categoría científica de manera de poder superar la teorización sin mayor sistematización de muchos de los autores de la época, es así como la ciencia social buscaba con mucho interés la autoridad sobre un conjunto de procedimientos, sobre un método para validarse como discurso en la discusión intelectual de la época.
El evolucionismo y el positivismo fueron dos de las primeras marcas en el rostro del pensamiento del naciente mundo de la ciencia social, es en ese contexto en el que la definición de un método particularmente en la sociología como joven disciplina y en particular en el trabajo del francés Emile Durkheim en su clásica obra “Las Reglas del Método Sociológico” donde encontramos una articulación que busca dotar a la ciencia social de igualdad ante las llamadas ciencias naturales. Para Durkheim los hechos sociales eran sólo explicables por otros hechos sociales y por sobre todo los hechos sociales debían ser considerados como cosas, como entes estudiables con lo que define de un foco concreto de estudio y también de la paternidad de la ciencia social sobre este campo fenoménico lo que requería de un conjunto organizado de procedimientos para sistematizar el trabajo y obtener y profundizar el conocimiento.
Este campo, el de los procedimientos y de su rigurosidad constituye el dominio del método y de su disciplina, la metodología en las ciencias sociales.
De la mano de Durkheim muy tempranamente la sociología como emergente e incipiente ciencia de los social se logró instalar paulatinamente la idea de la validez científica de las ciencias sociales, camino que muy luego fue recorrido por otras disciplinas o ciencias sociales en el dinámico proceso de configuración de las identidades científicas de las ciencias sociales durante el S XIX.
Resulta paradojal que el método haya surgido en el contexto de una inacabada pugna entre el pensamiento conservador y confesional por una parte y el secular liberal y progresista por otro, situación en la que terminó por ayudar al desequilibrio a favor de la corriente ilustrada y racional. Esto ya que no pasó mucho tiempo antes de que el método se autoconstituyera en un nuevo dogma, cayendo en una formalización excesiva y una pétrea rigidez, poniéndose el método al servicio de nuevas formas de pensamiento dominante dentro del campo de la ciencia social.
Han contribuido a esta situación la posición hegemónica que logró el planteamiento positivista en los procesos de autodefinición de las ciencias sociales. Pese a que ya el positivismo ha dejado de tener el sitial hegemónico que tuvo en un comienzo en ciencia social si ha logrado imponer supuestos y conceptos con un fuerte arraigo en el campo de la ciencia, de esta forma el lenguaje de la ciencia y sus discursos presentan sobrevivientes evidencias del pensamiento positivista más recalcitrante que podemos ver aun en discusiones dicotómicas entre lo objetivo y lo subjetivo en ciencias sociales en las que más que la coexistencia y el diálogo pretenden ahogar toda reivindicación y reflexión en torno a la subjetividad..
Esta situación ha llevado a equivocadas concepciones respecto al papel y las cualidades del método en el que se les da preponderancia a los aspectos formales que a las necesidades específicas de los desafíos que lo invoquen, esto implica que la formalidad termina imponiendo las reglas a la realidad, el manual termina por explicar, por prescribir los pasos de aproximación a la realidad.
Producto de esto el método ha participado de una reconfiguración en la que el antiguo paradigma positivista y cientificista en las ciencias sociales terminó por constituir un nuevo status quo que apelaba al orden en la sistematización y una apreciable homogenización en las estrategias dando forma a un nuevo pensamiento dominante dentro de las ciencias sociales.
Esto produce una tendencia nefasta a la resignificación del método como una ley, como un conjunto de reglas que tienden a la inmutabilidad más que a un campo disciplinario en el que las estrategias y herramientas se correspondan con las necesidades particulares de un fenómeno en una realidad concreta y dinámica que es lo que a nuestro criterio debiese ser.
Es esta la razón que nos lleva a plantear el camino del metodólogo como un camino en el que debe jugar dos roles, el de un diseñador y el de un constructor, por cierto que ambos roles son simultáneos y coexistentes al enfrentar cualquier fenómeno que desafía nuestra curiosidad en ciencias sociales ya sea en cualquiera de las disciplinas o ciencias de dicho campo de conocimiento.
En nuestra perspectiva el carácter dinámico de la realidad es también una cualidad del conocimiento factible de construir y capturar por lo que el método ha de partir en dicha consideración como un arte, como un oficio en el que el investigador construye el sendero en el que profundizar en una o más dimensiones de una realidad ya sea socio cultural, histórica como psicosocial determinada, sería en esta lógica lo específico de nuestros problemas de investigación considerando en esto tanto al estado del conocimiento, las posibilidades de acceder a nuevos datos y todos los elementos que intervienen en la complejidad del contexto de la realidad social e histórica que contiene y envuelve a los fenómenos que puedan motivar el trabajo de investigación.
Esta postura implica una crítica a los planteamientos formalistas del cientificismo y se funda en la particularidad, lo específico y que reconoce lo incierto y lo subjetivo como cualidad de la realidad humana superando de esa forma discusiones formalistas y neo positivistas en las que se ha intentado asimilar equivocadamente a la subjetividad con la parcialidad dando cuenta de una intención de anular la validez de cualquier enfoque alternativo fundado fuera de los desgastados confines del formalismo más persistente.
Creemos que el método como disciplina de exploración del conocimiento en ciencias sociales debe considerar necesariamente las herramientas y alternativas de todos los paradigmas disponibles en el acervo de las disciplinas de la ciencia.
Sin negar el valor de la estructuración de los enfoques tradicionales que innegablemente han sido parte del progreso del conocimiento nos aventuramos a plantear que el camino del metodólogo en los tiempos actuales necesita de importantes grados flexibilidad y apertura hacia el constante dinamismo de las heterogéneas realidades y particularidades de los fenómenos que orienten los senderos de la investigación social en una contemporaneidad en la que las fronteras al interior del mundo de las ciencias sociales son difusas y simultáneamente, vivas lo que nos conduce al diálogo entre las ciencias y sus disciplinas internas más que a la segmentación del tratamiento en el conocimiento. Resultado de lo anterior es una creciente hibridación en las formas de enfrentar las investigaciones en las ciencias sociales en las que en función de la diversidad de cualidades de los fenómenos investigados, de sus tiempos específicos las ciencias sociales han llegado a compartir una importante batería de herramientas metodológicas y de procedimientos antes reservados a cada disciplina en particular pero hoy abiertas a la complementaridad.
Retomando lo planteado al comienzo el metodólogo debe enfrentar el proceso como un diseñador enfrentado a un desafío de un problema único generando una construcción también única y particular y no un aplicar obsecuente un conjunto de reglas inmodificables que se correspondan con la realidad a investigar.